Sergio Silva Velázquez-La angustia siempre es grande ante la muerte incomprensible. Los amigos y compañeros de Matías Albornoz Piccinetti, de apenas 17 años, lo saben desde el viernes. Durante su velatorio hubo rostros demudados, llanto incontenible, preguntas que ya no se podrán contestar, probablemente para siempre. Los grandes-padres y profesores- eligieron callar acaso sin saber que decir. Quienes hablaron fueron los chicos. Y lo hicieron con una claridad de concepto apabullante. Sin una pizca de revancha. Sin indicios de rencor. Sin recurrir a una sola palabra que pudiera potenciar la violencia absurda por la cual la vida de su compañero se fue en un segundo. En medio de tanta intolerancia, eligieron el sentido común y la reflexión: “Si esto sigue asi…no sé como podemos terminar….la muerte de Matías va a cambiar todo”.
Ezequiel, de apenas 16 años, presidente del Centro de Estudiantes del Gymnasium universitario analizó con precisión y frialdad la historia de una tragedia sin precedentes en Tucumán.
Lo ayudó Tomás, uno de los mejores amigos de Matías, con un tono casi quebrado. En sus voces sólo apareció la palabra Justicia. A eso es lo único que no están dispuestos a renunciar.
Hubiera sudo importante trabajar cuestiones sobre violencia en ese colegio. Lo bueno dentro de lo malo es q los chicos de escuelas estatales , esta vez, no fueron los protagonistas. Algo de trabajo. Es hora q liberen la 25. Devuelvan la calle los viernes.
Otra cosa q me llama la atención es q hacia peleando,discutiendo,dialogando,confrontando jóvenes de 17,18 años con chicos de 14,15. Llamativo.
Ojalá la UNT HAGA UN TRABAJO A CONCIENCIA EN SUS ESCUELAS Y EL ME PROHIBIA LAS MALDITAS SEMANA, POR LO MENOS POR RESPETO A QUIENED SON VICTIMAS DE LO QUE PASÓ