Sigue la intensa búsqueda de Daiana Garnica, la joven de 17 años que el sábado pasado salió con un vecino, Darío Suárez, y nunca regresó.
Una de las hipótesis apunta a que la adolescente pudo haber sido asesinada e incinerada por Suárez, el principal sospechoso por su desaparición. Por esto, las principales pericias se realizan en la cortada de ladrillos donde el detenido trabaja.
Hasta este martes a las 13, cuando los policías se retiraron del predio donde habían desarmado hornos y realizado rastrillajes durante dos días, la familia de Daiana desconocía que habían hallado restos óseos. Sí los habían visto desapilar los ladrillos que cubrían dos hornos y extraer cenizas de su interior, que fueron colocadas dentro de sobres de papel madera para su análisis.
“Hay que revisar centímetro por centímetro, no pueden levantar cenizas de un sector de dos metros cuando el resto tiene 40 metros lineales. Tanto trabajo para no terminar la búsqueda como corresponde”, había lamentado Ramón Garnica desde lejos, sin que nadie le comunicara que se contemplaba la hipótesis de que su hija haya sido asesinada e incinerada en ese lugar.
Los peritos no podían sentenciar en ese momento que eran o no huesos, según explicaron fuentes del caso. Por el contrario, ese análisis llevará unos días.
Pese a que desconocía ese hallazgo, el papá de Daiana estaba convencido de que su vecino, Darío Suárez, le hizo algo a su hija. “Si ella no está aquí, entonces la tenemos que encontrar en otro lado”, dijo, nervioso. “Ya estamos en el tercer día, él tiene que decir dónde está Daiana, tienen que hacerlo confesar, si no para qué lo tienen. No es un sospechoso, el culpable es él y si no lo es, yo me voy a hacer responsable. ¿Qué espera la Justicia?”, se quejó.
Según el médico forense Augusto Colombres, ex jefe de Medicina Legal de la Facultad de Medicina de la UNT y actual director de un posgrado de esta especialidad, la tarea de los peritos de la Policía en estos casos consiste en revolver las cenizas buscando algún diente. “Es lo que más resiste el calor. Incluso los huesos se consumen. Puede quedar algún fragmento óseo, pero al calcificarse, no sirve para los estudios, no arroja un resultado de ADN”, afirmó. Afortunadamente, las piezas dentales sí pueden dar datos sobre el material genético.
“A los dientes hay que abrirlos para conocer su ADN. Al no existir un banco de datos, estas muestras deben cotejarse con las que puedan entregar padres o hermanos de la presunta víctima. El problema es que existe la posibilidad de que los dientes también se consuman”, añadió. Colombres también explicó que la temperatura de un tabique de ladrillos puede equipararse a la de los hornos crematorios; y en ese sentido informó que el cuerpo no se convierte en cenizas de inmediato, sino tras algunas horas de exposición al calor.