La oposición venezolana volvió a unirse en las calles de Caracas frente al chavismo. Decenas de miles de ciudadanos se manifestaron contra el Gobierno de Nicolás Maduro, que convocó una movilización paralela en Libertador, un municipio de la capital bastión del oficialismo. La meta de las fuerzas convocadas por la Mesa de Unidad Democrática (MUD) era la Defensoría del Pueblo, ubicada en la zona controlada por el chavismo. Se produjeron choques entre la policía y los manifestantes. Al menos dos personas murieron por la represión de las marchas. Un joven falleció por un tiro en la cabeza. Se llamaba Carlos José Moreno y en tres días hubiera cumplido 18 años. Una mujer de 23 años fue alcanzada por un disparo en el Estado de Táchira.
La oposición partió de 26 puntos de la ciudad en la que los dirigentes antichavistas, encabezados por Henrique Capriles, gobernador del Estado de Miranda y líder de Primero Justicia, han calificado como “la madre de todas las marchas”. Sus reivindicaciones son, fundamentalmente, cuatro: la celebración de elecciones; la liberación de presos políticos como el exalcalde del municipio caraqueño de Chacao Leopoldo López, encarcelado desde 2014; el establecimiento de un “canal humanitario” para mitigar el desabastecimiento de comida y medicamentos; y, finalmente, el reconocimiento pleno de la Asamblea Nacional, de mayoría opositora.
Unas sentencias del Tribunal Supremo de Justicia a finales de marzo que dejaron sin competencias al Parlamento —rectificadas por el chavismo días más tarde— fueron precisamente la espita que reactivó la iniciativa de la oposición en la calle y que desembocaron en casi tres semanas de protestas. Caracas vivía ayer un clima de máxima tensión. La marcha chavista y la de la oposición discurrieron en zonas distintas de la ciudad, pero se cruzaron en varios puntos, en los que se produjeron enfrentamientos. El joven que recibió un disparo de bala en la cabeza en el municipio de San Bernardino falleció en el quirófano. La víctima del Estado de Táchira murió en el municipio de San Cristóbal. Se llamaba Paola Ramírez.
Centenares de policías y militares protegían en las calles las zonas ocupadas por los manifestantes chavistas. Los choques entre las Fuerzas de Seguridad se iniciaron cerca de una autopista esencial para el tráfico de capital y fue cortada en varios tramos. Capriles fue recibido con el lanzamiento de gases lacrimógenos. La militarización de Venezuela en los días previos a estas concentraciones contribuyó a tensar el ambiente después de que en las últimas dos semanas al menos cinco personas murieran en las distintas protestas en ciudades del interior del país. Los detenidos ayer fueron alrededor de 30.
Miles de simpatizantes de las fuerzas de la opositora Mesa de Unidad Democrática (MUD) esperaban alrededor de las diez de la mañana en la céntrica plaza de Altamira a que se iniciara el recorrido. Marjorit y Alondra Landaeta, madre e hija, de 40 y 18 años, de Caracas, se quejaban de la situación de crisis institucional y económica que atraviesa el país. Alondra, estudiante de ingeniería asegura: “Es bastante difícil estudiar, hay mucha inseguridad, hay hambre”. Se manifestaba “contra la represión”, afirma. Junto a ellas, un ciudadano de La Guaira esperaba que la marcha ayudara a desbloquear el diálogo entre el Ejecutivo y la oposición. “Llevo 15 años manifestándome de manera pacífica”, aseguró, aunque prefirió no revelar su nombre. José Martínez, 38 años, vende banderas a 1.500 bolívares, menos de 30 céntimos de dólar. Él también incidía ayer en la paz: “Es bueno que la gente se manifieste, todos merecemos marchar pacíficamente”.
El Ejecutivo de Maduro intenta vincular los episodios de violencia a la oposición. “Hoy pretendieron tomar el poder y los hemos derrotado otra vez”, dijo el presidente, quien compara las protestas con un una injerencia exterior. “Estoy decidido a defender mi patria y a defender mi pueblo, y no voy a cederé ni un milímetro”, enfatizó.
En este contexto, incluso la fiscal general del país, Luisa Ortega, que en las últimas semanas dio las mayores muestras de independencia del Gobierno desde que fue confirmada en su cargo en 2013, se dirigió ayer a las Fuerzas de Seguridad para pedirles que garantizaran el derecho a la libre manifestación. “Hago un llamado a los actores políticos convocantes de las movilizaciones. Es un derecho constitucional convocar manifestaciones pacíficas y estas no deben poner en riesgo la integridad física de los manifestantes”, afirmó en un comunicado. “Los responsables de los organismos de seguridad del Estado deben garantizar el derecho a manifestarse de manera pacífica, bajo un estricto apego a los derechos humanos. Los mecanismos de negociación deben agotarse antes del uso de la fuerza pública”, señaló.
Cerca de la Asamblea Nacional, zona controlada por los leales al chavismo, se concentraban miles de seguidores del Gobierno de Maduro. Esperaban la salida de la marcha al ritmo de salsa, con camisetas rojas o con la efigie del expresidente Hugo Chávez y repetían consignas en favor de la “independencia” de Venezuela y en contra de la “invasión” o el “intento de golpe de Estado” que el Gobierno de Maduro atribuye a la oposición y a Estados Unidos.
Muy cerca de la manifestación chavista, decenas de personas aguardaban como cada día para poder comprar el pan. En la cola, Daysi, 61 años, ama de casa, prefiere ocultar su apellido.
— ¿Irá a la manifestación chavista?
— Lo siento, pero no voy a poder, tengo que cuidar de una niña.
— ¿Si no, iría?
— …
— ¿Duda?
— No lo dudo, esto le voy a decir. Todo lo que sube cae, han destruido todo. En Venezuela nunca habría pasado esto.