Por Soledad Iriarte- La proliferación del tendido aéreo de empresas de electricidad, teléfono, internet y cable ha crecido exponencialmente en los barrios ubicados al sur de San Miguel de Tucumán. En los últimos años hubo una suerte de explosión demográfica debido a la construcción de cientos de edificios en la zona lo que provocó un notable incremento del número de usuarios de estos servicios.
Es innegable la necesidad de la existencia de estos cables, que permiten a los usuarios disfrutar de la conectividad y el uso de otros servicios. Sin embargo la situación en barrio sur ya pasó a mayores. El entramado de cables es tal que no solo genera una enorme contaminación visual sino que además se ha vuelto peligroso para los vecinos.
Si una persona realiza el ejercicio de mirar hacia arriba mientras camina por las calles de barrio sur podrá ver decenas de cables anudados. También algunos en desuso que cuelgan sin función. Las empresas no parecen preocuparse ni ocuparse por mejorar esta situación, ya que la telaraña crece día a día.
Marta, vecina de Lamadrid al 700 comenta enojada los problemas que genera el cableado en la zona: “es un peligro. Uno va caminando y literalmente se tropieza con cables sueltos. No sabemos si tienen electricidad o de qué son. Nadie nos dice nada. Algunos están atados a los arboles. Y en los edificios colocaron unas estructuras grandes que tienen más cables”.
Los vecinos de barrio sur aseguran que no saben a quién recurrir para reclamar por esta situación. Muchos de ellos quieren saber si los cables que penden sobre sus casas y familias representan un riesgo para su salud o incluso para la estructura de sus hogares. Si bien este problema se repite en varios lugares del mundo, ya existen antecedentes, en otros países, de legislación que impide el exceso de cables en la vía pública, e incluso en algunos lugares como París, las empresas están obligadas a realizar un tendido subterráneo.
