A través de una instrucción aprobada por el papa Francisco y que influirá sobre las prácticas de millones de personas, el Vaticano prohibió la “dispersión en el aire, en la tierra o en el agua” y la “conservación en el hogar” de las cenizas de los cuerpos cremados, al tiempo que ratificó su preferencia por la “sepultura” porque demuestra “un mayor aprecio por los difuntos”.
Además, a través de una resolución de ocho puntos dada a conocer hoy, se negará la sepultura a quien pida que sus cenizas sean esparcidas en la naturaleza tras la cremación.
“Para evitar cualquier malentendido panteísta, naturalista o nihilista, no será permitida la dispersión de las cenizas en el aire, en la tierra o en el agua o en cualquier otra forma”, anunció la Santa Sede a través de una Instrucción de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre “la sepultura de los difuntos y la conservación de las cenizas en caso de cremación”.
La norma, que afectará las prácticas de millones de fieles en todo el mundo, rechaza además “la conversión de las cenizas en recuerdos conmemorativos, en piezas de joyería o en otros artículos, teniendo en cuenta que para estas formas de proceder no se pueden invocar razones higiénicas, sociales o económicas que pueden motivar la opción de la cremación”.
Con esta nueva instrucción, en la práctica, quedan absolutamente invalidados los pedidos para que las cenizas sean arrojadas a ríos, mares o estadios de fútbol, así como guardarlas en las tradicionales urnas hogareñas.
En un texto que ratifica la preferencia de la “sepultura de los cuerpos porque con ella se demuestra un mayor aprecio por los difuntos”, el Vaticano dispuso también que, “en caso de que el difunto hubiera dispuesto la cremación y la dispersión de sus cenizas en la naturaleza por razones contrarias a la fe cristiana, se le han de negar las exequias”.
“Cuando razones de tipo higiénicas, económicas o sociales lleven a optar por la cremación, ésta no debe ser contraria a la voluntad expresa o razonablemente presunta del fiel difunto, la Iglesia no ve razones doctrinales para evitar esta práctica, ya que la cremación del cadáver no toca el alma y no impide a la omnipotencia divina resucitar el cuerpo y por lo tanto no contiene la negación objetiva de la doctrina cristiana sobre la inmortalidad del alma y la resurrección del cuerpo”, agrega la nota que lleva la firma del cardenal alemán Gerhard Müller, prefecto de la Congregación.
fuente: lanacion.com.ar