“Los abuelos de la nada” volvieron a tocar juntos

Publicado el: 25 octubre, 2016

Andrés Calamaro cerró el primer día del Personal Fest con un show histórico. El Salmón, que volvió a tocar en Argentina después de tres años de ausencia en la escena local, reunió a los miembros de la mítica banda Los Abuelos de la Nada. Daniel Melingo, Cachorro López y Gustavo Bazterrica se unieron al cantor para interpretar “Costumbres Argentinas” y “Marinero Bengalí”.
Pasadas las 22hs, comenzaron a sonar los primeros acordes de “Alta suciedad”, que marcaron el regreso del Salmóm. Luego le siguieron “El día de la mujer mundial”, “Cuando no estás”, “Crímenes perfectos”, “Rehenes”, “Algún lugar encontraré” y “Tuyo siempre”.
Más tarde, AC hizo estallar al público con “La parte de adelante”, “Loco”, “7 segundos” y “El Día que me Quieras”.
La noche era mágica, hasta que AC sorprendió a todos presentando a Daniel Melingo, Cachorro López y Gustavo Bazterrica, sus ex compañeros de Los Abuelos de la Nada, y las más de 22 mil almas que se encontraban en el lugar comenzaron a delirar.
“Unos años atrás, Miguel Abuelo nos reunió como Los Abuelos de la Nada, para brindar nuestras canciones a los amigos ausentes, a los prisioneros, a los desposeídos y a la democracia”, dijo Andrés al presentarlos.
“Hoy vamos a reunirnos por primera vez todos los que estamos y brindar a los amigos ausentes”, agregó.
“Va por vos, Miguel”, dijo el Salmón.
Juntos interpretaron “No te enamores nunca de aquel marinero bengalí” y “Costumbres argentinas”.
Conmovido por la magia que envolvió a GEBA este sábado, Andrés expresó su sentir en su cuenta de Facebook.

“Anoche tenía que ser memorable y lo hicimos memorable, llevamos un poker de ases en la manga, lo demás fue dejarse acompañar por una ventisca fría y cantar bien”, comenzó diciendo. Y siguió: “Anoche solo se dejo sentir el viento que no fue quien pudiera evitar que mis compañeros -y yo- desplegáramos nuestra artillería pesada de guitarras y canciones de rock”.

“Dimos mucho mas que una serie sucesiva de rock del que se deja gustar: empezamos como un batallón de guitarras, nos desgarramos con solos de vibrante categoría, enganchamos una canción con la siguiente, cuidé cada uno de mis fraseos, no pude entrar en calor pero seguí atento a mis asuntos en el canto y en la guitarra, el grupo funciono como una maquina sensible y poderosa, nos encontramos con las miradas, los coros fueron afinados y muchos instantes de arte enhebramos para tejer el manto eléctrico que abriga cada una de las canciones -de rock- que a veces parecieran ser apenas canciones que gustan mucho, como si hubiera que pedir perdón por gustarle cantando a un pueblo que siempre vibró en la canción y en el rock. En algún momento una improvisación particularmente concienzuda sirvió para presentar a mis camaradas … Ya sin guitarra, cantamos el segmento de Siete Segundos y El Día que me Quieras que sentí inspirado … Fue la antesala del prologo para presentar, por gracia de Miguel Abuelo, a Los Abuelos de la Nada-los que estamos … y subieron francamente ovacionados por la multitud los caballeros: Cachorro, Gustavo y Daniel que celebraba un cumpleaños como ocurrió en nuestra primera serie de (dos) conciertos en el Teatro Coliseo casi 35 años atrás … La banda cumplió a la perfección con la tarea (memorable considerando que nos reuníamos por primera vez en un escenario) de reemplazar a Los Abuelos ausentes que -es bonito pensar- que estaban esperando por un momento así y lo celebraron allí donde nos gusta creer que están. Saludamos a una -francamente- impresionante ovación que no sonó a nostalgia, fue un trueno de alegría y de emoción genuina. No habíamos ensayado una tercera canción, que el público razonablemente reclamó, pero la cosa salió mas que bien y nos abrazamos felices bajo la atenta mirada de nuestros amigos ausentes, seguramente riendo desde alguna parte en el cielo … el infierno un poco”, expresó.

“Todos reunidos para un coro, para un compacto rock de níquel licuado, para tocar con sensibilidad baladas poderosas y aquellas transparentes y armónicas. Después de saludar a Los Abuelos en el que fue un pico emotivo inolvidable (con el respetable pidiendo una mas), seguimos con nuestro asunto: pocas palabras y mas canciones de rock, uno tras otro fuimos sacando nuestros ‘conejos preferidos’ de una gran galera que sirvió para que la ‘gran cabeza personal’ sirviera la particular escalera real que permite ganar con las mejores cartas: si había cartas escondidas en la manga ya no importa … Después de escuchar a la historia diciendo presente tratamos de hacer historia con el presente que era ayer … Un pequeño paso para la humanidad pero uno importante para mi y mis compañeros … Hace un mes nos reunimos a ensayar, este es el tercero y último de los conciertos que vamos a ofrecer (y ofrecernos) este año … Se que nos despedimos con nostalgia aunque ayer correspondía darse un abrazo y aplaudir al publico por su comportamiento intachable y la gloria bendita que nos quisieron dar”, concluyó el Salmón.

fuente: perfil.com

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