A medida que transcurren las horas, se conocen detalles cada vez más asombrosos respecto a las circunstancias de la fuga de José Antonio “Pico” Peralta de la comisaría de Delfín Gallo. El colmo es que desde el Juzgado Federal que conduce Fernando Poviña reconocen que “no sabían” que estaba preso en el lugar de donde “fue rescatado” por un grupo comando que irrumpió armado en la comisaría.
Así se pudo saber a través de una fuente de ese despacho en un estricto of the record,: “Para nosotros seguía alojado en la alcaidía de Tribunales”. Si es cierto esto, nadie notificó entonces nada acerca del traslado de Peralta al lugar de detención donde estuvo hasta ayer a las 17. En ese sentido, desde el Juzgado que conduce Poviña, donde está afincada la escandalosa causa de Peralta, son incluso más contundentes: “Nadie ordenó ningún traslado”. Incluso aseguran que enviaron la notificación de su procesamiento, su prisión efectiva, al Servicio Penitenciario de la provincia para que sea trasladado al penal de Villa Urquiza o, en su defecto, a una unidad penal federal cercana a la provincia. Puede sonar increíble pero parece que es real.
Esta versión surgió esta mañana en los Tribunales Federales, luego de que desde la policía explicaran que existía un pedido firmado por Ramón Alberto Zelaya, el secretario del juzgado , acerca del cupo para alojar al delincuente en otro lugar. Las fuentes policiales indicaban que Peralta estaba desde el 8 de agosto en la alcaidía de la Dirección de Investigaciones. Que había sido detenido por robo luego de permanecer prófugo durante un año que su abogado defensor solicitó al Juzgado Federal que “le encontraran otro lugar con mejores condiciones de encierro”.
En el medio de este desconcierto, la cúpula de la Policía y la estructura elemental de la seguridad de la provincia, mantuvo largas reuniones en pos de diagramar lo referente a “los diferentes procedimientos que se vienen realizando” desde que se produjo la fuga. De esa manera se concretaron allanamientos que terminaron, por ahora, en nada.
Mientras todo esto sucedía, cuatro delincuentes, integrantes del peligroso grupo “Los 30” preparaban el asalto a una comisaría que ya forma parte del anecdotario de los hechos más audaces de la historia criminal en la provincia. Lo hacían a sabiendas que la acción temeraria tendría éxito y con el absoluto desconocimiento de las autoridades judiciales. Con todos estos elementos, es imposible no imaginar que la cinematográfica fuga tuvo indefectibles cómplices dentro del sistema judicial o policial que prestaron su colaboración-con su acción u omisión-para que el escape se concretara. Una nueva causa se abrirá a partir del hecho policial registrado en Delfín Gallo. Podrá un simple fiscal de instrucción investigar con tranquilidad sabiendo todos estos componentes complejos que rodean el hecho?