En noviembre, el costo de vida volvió a subir en Argentina, y una familia tipo necesitó ingresos superiores a $1.000.000 para no caer bajo la línea de pobreza, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Además, para no ser indigente, se requerían $439.240, de acuerdo con los valores de la Canasta Básica Total (CBT) y la Canasta Básica Alimentaria (CBA).
La CBT registró un aumento del 1,5 % en el mes, mientras que los alimentos mostraron una suba menor, de solo el 0,9 %, siendo este el menor incremento mensual en el año. Sin embargo, aunque el ritmo de aumento de los precios desaceleró, el impacto económico sigue siendo muy fuerte para miles de familias argentinas.
Gabriel Garat, politólogo y miembro del Observatorio de la Pobreza de la Fundación León, advirtió sobre esta preocupante situación. “Es un dato tremendo que termina impactando profundamente. Hoy en día, hay que ser ‘millonario’ para no caer bajo la línea de pobreza”, señaló en una entrevista reciente.
Aunque el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) reportó una leve mejora en los índices de pobreza durante el último trimestre, los cambios no son significativos. Garat destacó que, desde el regreso de la democracia, solo hubo dos descensos importantes en los niveles de pobreza, tras las crisis de 1989 y 2001, sin que se lograra una reducción sostenida desde entonces.
El especialista también subrayó el impacto de la pobreza estructural, una problemática que afecta de manera crónica a muchas familias. “Son privaciones que se vuelven permanentes, familias que no pueden planificar su futuro ni cumplir proyectos de vida, lo que impacta en el tejido social”, agregó.
Cabe recordar que en el primer semestre del año, el índice de pobreza alcanzó el 52,9 %, reflejando la gravedad de la situación económica y la necesidad urgente de implementar políticas públicas efectivas para aliviar esta problemática.