Jorgito Díaz, un joven tucumano de 23 años, se ha convertido en un referente de la solidaridad en su provincia gracias a su labor ayudando a personas en situación de vulnerabilidad, una misión que comparte con sus hermanos y documenta en sus redes sociales, donde suma casi 800.000 seguidores en TikTok y 300.000 en Instagram.
La inspiración de Jorgito viene de su padre, José, un inmigrante peruano que llegó a Argentina para estudiar medicina y trabajó como vendedor ambulante y fotógrafo. José les inculcó a sus cuatro hijos la importancia de escuchar a los demás y ayudar sin juzgar. “Donde come uno, comen dos”, les decía. Esta enseñanza se refleja en los videos de Jorgito, quien busca historias conmovedoras en las calles y muestra que siempre hay esperanza.
El camino no fue fácil. Jorgito recuerda con humor que, al iniciar su proyecto, rompió la bicicleta de su madre mientras entregaba donaciones de ropa recolectada en su barrio. Con el tiempo, las acciones solidarias crecieron, y en el último año y medio han logrado un alcance masivo en redes sociales.
Dante, el hermano mayor, es clave en este proyecto, encargado de grabar y editar los videos. En julio, la familia tomó la decisión de cerrar el quiosco que era su principal fuente de ingresos para dedicarse de lleno a esta labor. También planifican crear una fundación para continuar con las campañas solidarias y ofrecer conferencias sobre liderazgo y superación personal.
Además, los hermanos trabajan en un proyecto para generar empleo mediante la fabricación de adornos y muebles a partir de materiales reciclados. Jorgito sueña con ser una “leyenda de la solidaridad” y crear una comunidad basada en la ayuda al prójimo y la empatía, valores que considera esenciales para transformar la sociedad.
Sus videos, que siempre terminan con un abrazo, han movilizado a seguidores que donan dinero para cumplir diversos objetivos, desde la compra de alimentos y medicamentos hasta la adquisición de sillas de ruedas, bicicletas y motos. “Quiero que me recuerden como un ejemplo cuando ya no esté”, confiesa el joven, decidido a dejar un legado de esperanza y solidaridad.
Fuente: Belén Castellano para La Gaceta