El Gobierno nacional quiere regular la propina en bares y restaurantes, una práctica común pero prohibida en la actualidad. El Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado, dirigido por Federico Sturzenegger, está trabajando en un decreto que formalizará la propina para incluirla en el ticket.
El tema de la propina, crucial para los empleados gastronómicos, ha ganado atención recientemente debido a la inflación y al aumento de los pagos con tarjeta y billeteras virtuales, que redujeron el uso de efectivo para dejar propina. Según dirigentes gremiales, en muchos restaurantes, la propina puede duplicar o hasta cuadruplicar el salario de un trabajador.
El decreto, aún no oficial, abordaría un vacío legal dejado por uno de los convenios colectivos de trabajo del sector, que prohibió la propina. Históricamente, los gastronómicos cobraban sueldo, laudo (un ítem incluido en la cuenta), y propinas. La dictadura militar eliminó el laudo en 1981.
El obstetra Antonio Terrones, que trabajó como gastronómico, recordó que el laudo se repartía entre todo el personal, compensando a quienes no recibían propinas. El nuevo decreto no incluirá el laudo, pero regulará la propina, permitiéndola como ítem en la cuenta, similar a países como Estados Unidos, Brasil y Uruguay. No será obligatoria, dejando su pago y monto a discreción del cliente.
Dante Camaño, secretario general de la UTHGRA, mencionó que los argentinos suelen dejar el 10% de propina, aunque no siempre se alcanza ese porcentaje. Algunos clientes recortan la propina por insatisfacción con el servicio, cuentas abultadas, o falta de efectivo.
La medida busca adaptarse al aumento de pagos electrónicos. “El 90% de la facturación es por tarjeta”, dijo Juan José Bordes, secretario gremial de la UTHGRA. Bordes y Camaño ven la regulación de la propina como positiva en una industria con una caída del 35% en la facturación este año y creen que ayudaría a reducir la evasión fiscal, estimada en un 35%.
El reparto de propinas también varía entre restaurantes. Algunos usan el sistema “al tronco”, donde todas las propinas se reparten equitativamente entre todo el personal, mientras que en otros, los mozos dejan una parte para el personal de cocina o se llevan todo lo que reciben. Camaño y Bordes coinciden en la necesidad de un reparto justo, resaltando la importancia del trabajo conjunto en la gastronomía.