El 31 de mayo, Matías Vionnet, kinesiólogo del Servicio de Rehabilitación del Hospital Avellaneda, terminó su jornada laboral y descubrió que su moto había sido robada. El vehículo, que estaba asegurado con cadena, candado y su documentación, desapareció del lugar donde lo había estacionado, a pocos metros de una garita de seguridad privada.
Vionnet informó de inmediato al personal de guardia, quienes solo le pidieron que mostrara la llave de la moto y le aclararon que no se responsabilizaban por la seguridad de los vehículos. Posteriormente, acudió a las autoridades del hospital, quienes le recomendaron hacer la denuncia en la Seccional Quinta, lo cual hizo.
El 3 de junio, el kinesiólogo se sorprendió al enterarse de que la empresa de seguridad privada, Çóndor, había presentado un descargo ante la administración del hospital, afirmando que Vionnet había dejado las llaves puestas en la moto, sin cadena ni candado. “Me sentí muy triste e indignado por estas mentiras. Es sorprendente que una empresa tan prestigiosa tenga personal de esta calaña”, expresó Matías.
Vionnet negó rotundamente las acusaciones de los agentes de seguridad y aclaró que en su denuncia a la Policía nunca los responsabilizó por el robo. Desde el incidente, no ha podido trabajar en su práctica privada, donde atiende a domicilio a pacientes con discapacidad neurológica, lo que le ha causado una pérdida económica significativa y ha afectado a sus pacientes.
“Han pasado muchos días y aún no tengo información sobre mi moto, una Corven Energy negra, patente A183NBH. Es muy triste, pero no bajaré los brazos. No quiero que mi caso quede impune, como ocurrió cuando le robaron la moto a otra compañera en el estacionamiento del Hospital Avellaneda”, afirmó.