El Banco Central de la República Argentina (BCRA) está evaluando su estrategia respecto a las tasas de interés de los plazos fijo, en medio del desafío de combatir la inflación. En un contexto donde la tasa es fundamental en la política monetaria, el BCRA busca licuar pasivos y pesos en circulación. En lo que va del año, ha habido una drástica reducción de la tasa en relación con la inflación, llegando a un 50% nominal anual (TNA). La revelación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) hoy genera expectativas sobre las posibles decisiones que tomará el Central.
La reciente disminución de la tasa marca la tercera reducción en menos de un mes y la quinta desde la gestión de Santiago Bausili al frente del organismo. Tras el último ajuste de 1000 puntos básicos, la tasa de pases, referente de la política monetaria, se encuentra en un 4,2% mensual, frente a una inflación estimada del 9% en abril.
Además, la Tasa Efectiva Anual (TEA) ha caído del 79,6% al 64,8% en comparación con una inflación interanual del 189,4%, según el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM). Los bancos privados ofrecen rendimientos para plazos fijos tradicionales por debajo del 4% mensual.
El objetivo del Gobierno es mantener tasas reales negativas para seguir licuando pesos en circulación y hacer más atractivos los instrumentos del Tesoro. Al reducir la tasa de referencia, los activos de deuda gubernamental se vuelven más interesantes. Todo indica una posible continuación de la disminución de la tasa de política monetaria y, por ende, de los plazos fijos en los bancos.
Sin embargo, las decisiones gubernamentales dependen de varios factores, como el flujo de divisas por la cosecha, la evolución económica y la capacidad de endeudamiento del Tesoro. A medida que la inflación disminuye, el margen para mantener esta estrategia se reduce, lo que plantea la pregunta sobre si se mantendrá el rumbo actual o se ajustará la tasa para estimular la economía.
