La dolarización de la economía fue la principal consigna económica de la campaña electoral de Javier Milei y luce por lo tanto, como la columna vertebral de su futura gestión. El candidato de La Libertad Avanza (LLA), el más votado en la segunda vuelta de este domingo, basa su programa económico en recortar fuertemente el gasto público y dar curso legal al dólar norteamericano en reemplazo del peso. Es una idea que Milei ratificó incluso tras su alianza electoral con Mauricio Macri. La presidencia del Banco Central es uno de los pocos puestos del equipo económico con un nombre que suena con insistencia desde hace tiempo.
Milei hizo su camino desde su irrupción en la política argentina con propuestas muy disruptivas en política económica respecto del resto del abanico electoral. La principal es la idea de eliminar el peso en favor de la moneda norteamericana. El encargado para esa misión es Emilio Ocampo, un economista del CEMA, del círculo más cercano a Milei, que lo señaló como futuro presidente del Banco Central. En palabras de ambos, buscarán que sea “el último” mandamás de la entidad, ya que parte de la idea que sostiene La Libertad Avanza es la de cerrar el BCRA. En los últimos días, sin embargo, Ocampo había declarado que más que eliminar el BCRA el gobierno libertario debería “cerrar la capacidad del poder político de emitir dinero para financiar su gasto y desvalorizar la moneda”.
Cómo sería el proceso
Los especialistas coinciden en que para llevar a cabo este programa no hay mucho misterio: es necesario rescatar el total de los pesos que circulan en la economía y entregar a cambio dólares para todas las operaciones. Sobre lo que surgen interrogantes es cómo hacerlo y qué tipo de cambio resultaría de esa conversión.
“La dolarización como concepto es muy atractiva, pero su instrumentación es muy difícil”, sostiene el economista Claudio Loser. “No se trata solamente de convertir los billetes circulantes, sino también préstamos y depósitos. No es algo tan automático, tiene que haber un sistema de apoyo para lograr ese cambio”, agrega.
Para Damián Di Pace, economista y especialista en consumo, “hasta los propios referentes del espacio de Milei reconocen que la dolarización no se puede hacer durante el primer año de gobierno, porque no tenés los dólares suficientes. Pero sí es importante ir haciendo un camino, porque hace muchos años que no tenemos moneda, y eso no le da previsibilidad ni a la inversión, ni al ahorro ni al consumo de los argentinos”.
De concretarse este programa de cambio de moneda, y teniendo en cuenta cómo se implementa, el impacto en la economía podría ser disímil, si se consideran diferentes indicadores como la inflación, el consumo, la pobreza, etcétera.
Algunos especialistas explican que la hasta ahora indomable inflación argentina encontraría un cauce más razonable si se dolarizara la economía, mientras que otros advierten de posibles efectos perniciosos en el corto plazo. Entre otros, que el Banco Central perderá en ese caso su capacidad de influir en la política monetaria, porque ya no tendrá capacidad para emitir moneda y desaparecería como prestamista de última instancia.
“No es ningún tipo de solución para nadie. La gente piensa que vuelve el uno a uno, pero no va a ser así. A la larga, una dolarización puede bajar la inflación, pero tiene muchas consecuencias, porque no lo veo posible”, asegura el economista Mariano Gorodisch.
“No hay ninguna garantía de que una dolarización genere una automática estabilidad económica”, coincide Loser. “A mi juicio es un proceso muy difícil, donde uno pierde su política monetaria y requiere de una estricta disciplina fiscal. Sin eso, es imposible dolarizar”.