Por la falta de lluvias, el dique El Cadillal en Tucumán enfrenta una preocupante baja en su nivel, generando alarma en la provincia. Funcionarios gubernamentales confirman que el embalse descendió dos metros en solo dos días, llegando a un nivel crítico de 590 metros. La situación, ya complicada, incrementa la inquietud por la escasez de agua.
La sequía afecta a diversos sectores de la capital, como el barrio El Bosque y ahora el barrio Viluco, donde los residentes se quejan de la falta de agua y presentan reclamos. La Sociedad de Aguas del Tucumán (SAT) intenta abordar el problema enviando camiones para abastecer pozos y tanques vacíos.
Vecinos expresan su angustia, indicando que las dificultades van desde la escasez de agua caliente hasta la coloración marrón del agua que sale de los grifos. En algunos casos, la presión del agua es tan baja que no llega a pisos superiores, generando problemas en el uso de electrodomésticos.
La situación se agrava con posibles desvíos de agua hacia nuevos desarrollos inmobiliarios. Residentes de Viluco sospechan que la bomba destinada a su barrio se estaría utilizando para beneficio de otro sector en construcción. La infraestructura diseñada para 200 casas ahora debe abastecer a más de 1,000 viviendas, lo que provoca un servicio deficiente.
El meteorólogo Cristofer Brito del Servicio Meteorológico Nacional explica que la disminución en el nivel del dique se debe a la falta de lluvias en la región norte de la provincia, la cual alimenta El Cadillal. Hasta que no se registren lluvias significativas, la situación no mejorará. Se compara la escasa lluvia actual con los promedios históricos, destacando la necesidad de al menos 100 milímetros para revertir la situación.
El pronóstico meteorológico anticipa lloviznas débiles durante las elecciones, pero no lo suficiente para resolver la crisis hídrica. La falta de agua persiste, afectando a la población y requiriendo medidas urgentes para garantizar el suministro de agua potable.
