Imaginen que con su pareja hace diez meses lograron formar una familia, y por temas económicos, los dos tienen que trabajar. Pero, ¿quién cuida al bebé? Para eso están las niñeras, una persona que va a cuidar al bebé mientras los padres no pueden.
Lo que una pareja tucumana menos se imaginó es que la persona a la que le confiaron la seguridad de su bebé de diez meses de vida sería la responsable del fallecimiento de su hijo. En la mañana del 9 de junio pasado, Graciela Margarita Parientes decidió bañar al bebé que estaba cuidando. Llenó la bañera de agua caliente, la entibió, lo puso en el agua y se fue. Después de unos minutos, volvió y se encontró con un bebé que se estaba ahogando.
Según testigos, Parientes entró en pánico y comenzó a gritar. Una vecina llamó al encargado del edificio, ubicado en Monteagudo al 200, para que averigüe qué estaba pasando. Cuando llegó, se encontró con la niñera corriendo con el bebé envuelto en una toalla. Rápidamente, lo llevaron al Hospital Néstor Kirchner. Después de 18 minutos de reanimación, fueron trasladados hasta el Hospital de niños.
En ese hospital, el bebé quedaría luchando por su vida, pero las lesiones fueron muy nocivas y el 28 de julio fallecería, un mes antes de cumplir el año.
Hoy, 3 de agosto, a Graciela se le extendió la prisión preventiva porque su causa se ha agravado por el fallecimiento de la víctima. Su delito es “abandono de persona agravado por el resultado del fallecimiento de la víctima”. “Por el fallecimiento, cambia la situación legal y por este hecho (cuya escala penal va desde 5 y hasta los 15 años de prisión) no sería de cumplimiento condicional”, relató la auxiliar del fiscal, Luz Becerra.
