Sergio Berni llegó con el pecho inflado y el paso firme, como toda vez que apareció en un piquete o alguna protesta, sobreactuando su valentía. Nunca esperó lo que se le vendría: piñas, piedras, maderas, proyectiles, varios de los cuales impactaron en un rostro que quedó con las marcas de una bronca colectiva.
Los compañeros del chofer Daniel Barrientos (65), asesinado en la madrugada de este lunes durante un asalto en Virrey del Pino (La Matanza), dijeron “basta”, hartos de las mentiras, de los anuncios que se repiten y de las muertes que no paran, según publica Clarín.
El ministro de Transporte bonaerense, Jorge D’Onofrio, que lo acompañó al corte de tránsito en General Paz y Ruta 3, en Lomas del Mirador, no ocultaba su cara de terror mientras agredían al militar retirado y él pretendía parar la andanada de golpes.
“¡Sos un mentiroso, caradura, hijo de puta!”, le espetaban los colectiveros a Berni, a quien tenían literalmente contra la pared, acorralado como nunca se lo vio. Desde arriba le seguían arrojando botellas, proyectiles. El grito atronó mientras algunos le seguían tirando trompadas: “Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”.
La ira de los choferes estalló: “No queremos que hable. En la cara nos mentiste”. El ministro quería calmar los ánimos: “Vine acá a hablar con ustedes, tranquilos, tranquilos”. Pero solo le devolvían insultos.
“Muchachos, vengo a poner la cara, sentémonos a hablar para ver cómo lo instrumentamos. Yo soy ministro de Trabajo, vengo a hablar con ustedes”, terció D’Onofrio, desconocido para los choferes, quien apuntó que “hay 2000 cámaras instaladas” en los colectivos y le echó la culpa a “los empresarios” por no poner más medidas de seguridad.
Enseguida, Berni volvió a desbarrancar: “Estoy acá porque sé lo que están pasando todos los dias, no hay nadie que venga a poner la cara, me banco lo que sea”. Y rogó, mientras intentaban golpearlo otra vez: “¡Pará un poquito!”.
“¿Qué solución nos vas a dar? Hablamos la última vez. ¿Adónde está (el intendente Fernando) Espinoza, adónde esta el gobernador (Axel) Kicillof? Kicillof es un delincuente”, replicaron.
El ministro de Seguridad quiso parar la violencia verbal con la noticia de la detención del supuesto autor material del crimen de Barrientos y agregó: “Muchachos, primero entiendo el problema que están pasando, perfectamente”.
“¡Forro!”, le respondieron. Él insistió: “¿Cómo no voy entender? No salgo corriendo como todos los demás. Me la banco perfectamente”.
Los colectiveros le enrostraron: “Hace seis años dijiste lo mismo, a nosotros nos pegan todos los días, nos matan compañeros”.
“Yo no me escondo, estoy acá, vengo a trabajar con ustedes, no hay soluciones mágicas”, balbuceó Berni, a quien le pidieron que dé un paso al costado: “Si no estás capacitado, renunciá, hermano”.
El resto de los choferes lo insultaba: “Hijo de puta, hijo de puta”.
Totalmente desprotegido, el ministro seguía contra la pared. Así estuvo media hora. “Nunca jamás las cosas se arreglan escondiéndose o huyendo. Todos los días de mi vida ando solo”, aseguró Berni, que insistía en “hablar” en otro lado, en “juntarnos bien”.
“Mirá el cascotazo que me pegaron”, se quejó y recibió como respuesta el recuerdo del crimen del colectivero Leandro Alcaraz (26), también en Virrey del Pino: “Hace cinco años enterramos a un compañero, prometiste cosas y no hiciste nada, sorete”.
“Acá vengo solo”, esbozó Berni, quien pudo irse, otra vez en medio de una lluvia de proyectiles e insultos, con la ayuda de la Infantería de la Policía de la Ciudad -no de su Bonaerense- y un casco de ciclista, ya muy tarde, con la cara sangrante y vulnerable, una imagen tan desconocida como impactante.
