A poco de cumplirse cinco meses de juego, en Gran Hermano (Telefe) se vivió un momento muy esperado por Romina Uhrig: se reencontró con sus tres hijas. La participante está entre los finalistas y fue la primera que recibió a sus familiares en una visita especial que se extendió por más de una hora.
Mía, Nina y Felicitas fueron los nombres más mencionados por Romina durante su estadía en el reality, al indicar a cada momento cuánto las extrañaba. Durante las últimas semanas, en reiteradas oportunidades pidió poder verlas y, finalmente, eso ocurrió el lunes cuando las tres pequeñas entraron a la casa.
Santiago del Moro le pidió a la jugadora que ingrese al SUM porque allí la esperaban. Desbordada por la emoción y el llanto, corrió a abrazarlas.
Al verlas, la exdiputada no podía creer que las tenía delante de ella. “Me voy a calmar”, se dijo a sí misma para contener su alegría y no asustar a Nina y Felicitas, las más pequeñas. En la charla que tuvieron, no dejó de agradecerle a Marita, la mujer que cuida a las pequeñas y que ingresó a la casa para acompañarlas. Una de las primeras cosas que le preguntó fue cómo estaban y si cumplían con la comida saludable que acordaron que debía darles.
Las dos más pequeñas se mostraron entusiasmadas por verla y le contaron sus últimas vivencias. Por su parte, la mayor de las hermanas no pudo contener el llanto cuando Romina le preguntó si la extrañaba, a lo que la adolescente respondió que sí.
Entre juegos y charlas cuidadas, para no revelar información del afuera, protagonizaron un emotivo momento. Después de una hora, se despidieron y, a pesar de la tristeza que le generó esto a la jugadora, intentó no mostrarse quebrada ante sus hijas.