Uno fue procesado por haber utilizado una camioneta que estaba secuestrada en una dependencia policial. Otro, por haber intentado proteger a su compañero de la fuerza. Ese fue el resumen de la situación de dos uniformados que protagonizaron un verdadero escándalo con este caso.
El domingo, cuando el oficial se encontraba de guardia en la Brigada de Yerba Buena, sustrajo de una de las oficinas de la dependencia la llave de la camioneta Volkswagen Amarok, se dirigió al playón de estacionamiento y se retiró apoderándose ilegítimamente del mismo. Minutos después embistió a un hombre que circulaba con un carro en Villa Mariano Moreno. El vehículo había sido secuestrado el 12 de agosto en el marco de una causa por encubrimiento.
Ese mismo día, el oficial de turno de la comisaría de Villa Mariano Moreno, se comunicó con un funcionario judicial a la Unidad Fiscal de Atentados contra las Personas para informarle del accidente, pero omitió deliberadamente informar que el conductor de la camioneta era un funcionario policial, quien aparentemente se encontraba alcoholizado y que el vehículo que conducido había sido retirado ilegalmente con claras intenciones de eludir la investigación en contra de su compañero.
La auxiliar Mónica Torchán, siguiendo instrucciones de la fiscal Marta Mariana Rivadeneira, los imputó por los delitos de hurto agravado por el uso de llave sustraída y por su condición de ser miembro de una fuerza de seguridad y de encubrimiento e incumplimiento de los deberes de funcionario público, ambos en calidad de autores.
La representante del Ministerio Público Fiscal pidió medidas de menor intensidad por el plazo de seis meses, que demandará la investigación. Entre ellas someterse al procedimiento, fijar domicilio, prohibición de realizar cualquier acto de turbación, permanecer a disposición del tribunal y la negativa de salir sin autorización previa de la provincia. Finalmente, el juez actuante hizo lugar al requerimiento de la Fiscalía, en todos los puntos.
