Todo comenzó con el crimen de un preso, nada menos que en una seccional de comisaría. No cualquiera, la comisaría seccional primera. La muerte de Hugo Ezequiel Graneros llevada a cabo por otro preso con una faca carcelaria -un palo de escoba que tenía un destornillador en la punta-en una celda en la que se encontraban más de 50 detenidos.
El sábado, alrededor de las 20.30, la víctima, procesado por robo agravado, fue encontrado en el piso agonizando: fallecería poco después. El principal acusado, identificado como Rodrigo Maximiliano Jiménez estuvo este martes en la audiencia en la que surgieron algunos detalles del caso. Una sospecha está vinculada con ciertas irregularidades en las actas elaboradas por la fuerza y un familiar de la víctima denunció que el crimen está relacionado con la venta de drogas a los detenidos.
El homicidio se registró cuando la víctima ingresaba con la comida que le habían dejado sus familiares y según los testigos había tensión entre ambos y había antecedentes de una pelea en la celda. Sin embargo, no quedan aun en claro los motivos por el que se perpetró el brutal crimen en plena comisaría céntrica. Incluso varios testigos-presos en el mismo lugar-dijeron “desconocer” las circunstancias en que el hecho se produjo.
Lo que llama la atención de los investigadores judiciales es un simple detalle: el acusado estaba cerca de salir en libertad, ya que el lunes se le cumplía el plazo de prisión preventiva que le habían impuesto por hurto simple. Tras el crimen, seguirá privado de libertad.
Según pudo conocerse, Jiménez, el acusado vive en situación de calle y tiene serios problemas de adicción: tampoco era visitado por algún familiar.