Tras una reunión con el G7, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, anunció un “paquete devastador de sanciones” para responsabilizar a Rusia por la invasión a Ucrania.
“Nos aseguraremos de que (Vladímir) Putin sea un paria en la escena internacional” dijo Biden y además de anunciar las nuevas sanciones contra Rusia, autorizó el despliegue de más tropas estadounidenses en Europa como parte de la respuesta de la OTAN a Rusia.
La Casa Blanaca anunció un segundo paquete de medidas para “limitar la capacidad de Rusia de hacer negocios en dólares, euros, libras y yenes” y formar parte de la economía mundial. También apuntan a “detener la capacidad de financiar y hacer crecer el ejército ruso”.
Por otra parte, planea cortar más de la mitad de las importaciones de tecnología, con el objetivo de hacer menos competitiva la economía rusa en el futuro.
El primer paquete de sanciones -una de las más contundentes vino por parte de Alemania, con la paralización de la certificación del gasoducto Nord Stream 2, valuado en u$s 11.000 millones- fue interpretado por muchos como moderado y, claramente, no fue suficiente para desanimar a Putin.
Estados Unidos y los países europeos tienen el desafío de encontrar un punto de equilibrio entre responder de una manera lo suficientemente agresiva como para frenar al líder ruso lo más rápido posible, y conservar algo de margen de maniobra en caso de que siga la escalada. Todo esto, mientras tanto, tratando de no dispararse en los pies con, por ejemplo, sanciones al sector energético que puedan aumentar el precio del gas y el petróleo justo en pleno invierno para el Hemisferio Norte y cuando tanto Estados Unidos como Europa atraviesan una racha inflacionaria histórica.
Los bancos
Biden anunció un bloqueo contra “cuatro grandes bancos rusos” que represen, incluyendo VTB, que tiene alrdedor de u$s 250.000 millones en activos y representa un 16% del sistema finaciero ruso.
Hasta ahora, las sanciones sólo habían apuntado a un grupo de bancos pequeños -excepto Promsvyazbank, el banco militar es el único que figura en la lista de entidades de importancia sistémica del banco central ruso- que, combinados, representan alrededor del 5% de los activos total del sistema financiero.
“Existe el riesgo de que se produzcan corridas bancarias, de que se endurezcan las condiciones financieras y de que el crecimiento sea bajo, si no negativo, este trimestre”, le dijo Elina Ribakova, del Insitituto Internacional de Finanzas, al Financial Times. “Estos bancos facilitan las transacciones con Rusia para el comercio mundial, así que los socios extranjeros tendrán que encontrar nuevos bancos con los que puedan trabajar”, explicó.
Salida de Swift
Biden que excluir a Rusia de la red de pagos internaciones SWIFT -el sistema que utilizan más de 11.000 instituciones financieras en 200 países- siempre es una opción, pero que por ahora los países europeos no están dispuestos a avanzar por ahí.
Sacar a Rusia de SWIFT sería un duro golpe para la economía, ya que obstacularía su capacidad de recuperar las ganancias de sus exportaciones de petróleo y gas, que representan más del 40% de sus ingresos. De hecho, en 2020 Rusia representó el 1,5% de las transacciones en la plataforma.
Aunque quedarse afuera de SWIFT no le impediría a los bancos rusos realizar transacciones transfronterizas, será más costoso y arduo. Las transacciones extranjeras dependerían del uso de herramientas de comunicación menos eficientes, como mails y télex.
También sería un golpe para los bancos europeos, que son los más expuestos a Rusia. El Raiffeisen Bank International de Austria, Societe Generale de Francia y el italiano Unicredit, son algunos de los más complicados. El banco italiano y el francés tenían, cada uno, créditos pendientes por unos u$s 25.000 millones en el tercer trimestre de 2021, según cifras del BPI. Los bancos austríacos tenían u$s 17.500 millones. En comparación, la exposición de los bancos de Estados Unidos -más protegidos por el historial de sanciones económicas previas- era de u$s 14.700 millones.
Por su parte, el gobierno ruso dijo que tiene más de 4,5 billones de rublos (u$s 53.000 millones) en fondos de libre disposición para resistir las sanciones occidentales y apoyar a las empresas afectadas. “Hoy, Rusia tiene recursos financieros suficientes para mantener el sistema financiero a la luz de las sanciones y las amenazas externas”, dijo el gobierno ruso en un comunicado citado por Reuters.
China probablemente podría ayudar a Rusia a superar las sanciones, especialmente a través de acuerdos sobre recursos y préstamos de varios bancos estatales, analizaron expertos consultados por el Financial Times.
El Ministerio de Relaciones Exteriores evitó enmarcar el ataque como una invasión y su vocera, Hua Chunying, se limitó a pedir moderación de las partes “para evitar que la situación se salga de control”, aunque reconoció a Ucrania como un Estado soberano. Por otra parte, revirtió la responsabilidad de la crisis en Estados Unidos, al que acusó de avivar las tensiones.