El pasado domingo por la noche, Ismael Gómez y su amiga trans Valentina denunciaron que en un boliche de Lules el personal de seguridad les franquea el paso al querer ingresar y les dijeron: “Ustedes no van a poder pasar. El dueño dice que no pasan putos, travestis y lesbianas…Te lo decía así, sin asco”.
“Llego y me dice: ‘vos no vas a pasar porque sos gay y ella es travesti… no está permitido, no somos nosotros, es el dueño quien no lo permite’. Nos dijo eso como si estuviera mal ser así. Es una sensación horrible que no le deseo a nadie… Mi amiga trans se sentía súper mal. Imaginate, yo soy de San Pablo, un remís hasta ahí te cobra 800 pesos, uno gasta en trasladarse y en consumir ahí y, a la hora de entrar, que te digan que no te da bronca”, denuncia el joven de 19 años que, horas antes de ese episodio, estuvo compartiendo la cena con sus amigos en una de las mesas ubicadas en la vereda del lugar.
Según comenta Ismael, el lugar abrió sus puertas hace un par de meses y él había ido en varias ocasiones antes, pero nunca antes vivió algo así. “Me dijeron que no entraba por ser gay, no nos dieron otra explicación y nos corrieron. Se siente mucha bronca, mucha impotencia porque no podés hacer nada… Nosotros vamos a seguir teniendo miedo de ir a lugares como este. Si no frenamos esto, va a seguir pasando, y es horrible no saber si vamos a entrar o no a un lugar por nuestra condición sexual”, reflexionó el joven.
Tras el mal trago, se dirigieron hasta una comisaria a hacer la denuncia y piensan hacer una presentación en las próximas horas en el INADI: “Una amiga pudo entrar y hablar con el dueño y este señor le dijo que disculpe que él no quería que entre gente así al lugar. Le dijo que íbamos a hacer la denuncia y respondió: ‘hagan lo que quieran’. Todavía no recibí ninguna disculpa de parte de los dueños por lo que pasó. Les mandé un mensaje a la cuenta de Instagram y no me contestaron”. Ismael ya había vivido tiempo atrás una situación de discriminación en un boliche por su condición sexual y no quiere que esto se repita: “Constantemente se viven situaciones así. Estaría bueno que esto pare para que los chicos del colectivo LGTBIQ podamos salir con la certeza de poder pasar a los lugares… porque salimos con miedo, uno va confiado en pasarla bien y pasan cosas así”.
“Ellos fueron temprano a comer y no los dejaban entrar a bailar. Los policías, con palabras explícitas, les dijeron que putos y travestis no pasaban al salón. Tampoco dejaban pasar a mujeres con zapatillas y a hombres con bermudas. Escuchamos que les decían cachivaches a las personas por cómo estaban vestidas. Estábamos ahí y veíamos que el dueño hacía pasar sólo a sus conocidos. Nos decían que el salón estaba lleno, pero adentro estaba vacío. Se tiraban la pelota entre los policías y el dueño. Yo vi eso y ya no quise entrar, no entiendo el por qué, si somos clientes que vamos siempre”, comenta Emanuel Isaías Jiménez, amigo de Ismael que presenció la situación.
El joven de 22 años todavía sigue indignado y asombrado por el episodio que vivieron anoche en Lules: “Hemos quedado sorprendidos, desilusionados…Quedamos en shock, no esperábamos que no los dejen entrar. No puede ser que en pleno siglo XXI pase esto, se fueron todos con la cara baja. Creo que la discriminación no entra en el derecho de admisión y esta fue una discriminación homofóbica. Nosotros siempre estamos en nuestro mambo y no molestamos a nadie, estamos en la nuestra, no hacemos nada malo. No somos gente del mal, somos del bien”