Hoy, el 30 de octubre será diferente a los demás, no estará el cumpleañero, no estará Diego Armando Maradona, al que se vio públicamente por última vez hace un año en la cancha de Gimnasia y Esgrima La Plata, en una imagen que preocupó por su estado de salud, pero que no fue suficiente alarma para evitar que 26 días después falleciera en medio de un inmenso dolor popular.
“Yo ya no puedo cumplir hazañas que prometí, sólo seguir cantando…Solo me falta saber la fecha y el lugar y allí iré cantando…”, entona el Indio Solari en su nuevo tema “Encuentro con un ángel amateur”.
Podría cuadrar perfectamente con lo que sucedió con Diego, quien murió por una falla cardíaca y pronto desató la polémica por la falta de cuidados del famoso “entorno”, liderado por su abogado y apoderado, Matías Morla, y su médico personal Leopoldo Luque.
Maradona siempre fue un ídolo popular. El mismo se definió como tal y se diferenció del concepto de figura pública. Por eso no extrañó que sus seguidores pidieran “la cabeza” de los apuntados.
El velorio en la Casa Rosada, en plena pandemia, reflejó el amor del pueblo. Hinchas de todos los equipos, fanáticos de Boca y de River abrazados y unidos en el dolor, el silencio de la calle desde ese mediodía acompañó el duelo por la muerte del ídolo más popular de la historia de Argentina.
“La gente siempre será maradoniana, yo no soy ni Pelusa, ni Maradona, yo para la gente soy popular, no soy público. Yo fui a la tribuna pagando la popular, no como (Carlos) Menem o (Domingo) Cavallo”, disparó Diego en los ’90 cuando se enfrentó con el Gobierno del riojano.
Y, como en muchas, el mismo tiempo le dio la razón. Desde su partida física no paró de crecer su imagen, en murales, en homenajes, en documentales, en conflictos de índole personal y en historias.