Con el correr de las horas se pudo saber que el joven asesinado en las márgenes del canal sur, en las afueras de San Miguel de Tucumán, fue ultimado con saña, y también que la lista de sospechosos puede ser muy larga, teniendo en cuenta la forma de vida que llevaba la víctima.
Walter Daniel Alvarez, de 23 años, transcurrió los últimos meses de su vida perdido en el sopor de las drogas, dispuesto a todo con tal de hacerse de dinero para seguir hundiéndose en el abismo de la adicción.
Esto lo convirtió en “una plaga” según la descarnada descripción de sus vecinos, muchos de los cuales padecieron la costumbre del joven, que según contaron llegó a robarle a su propio padre con tal de poder comprar drogas.
Los investigadores creen que alguna de sus víctimas no se bancó serlo y decidió buscarlo, en compañía de varios cómplices, con quienes se cobró el despojo de la peor manera. Los indicios hablan del uso de machetes y hasta un hacha.
El primer indicio fue la visita que recibió días atrás. Walter fue rodeado por un grupo de personas que lo golpearon brutalmente, hasta que un hermano del joven intercedió y permitió que escapara. Fue la última vez que lo vieron.
No se descarta nada, pero los pesquisas apuntan a un comerciante y a un trabajador de la zona. El primero habría sufrido el robo de dinero, mientras que el segundo perdió su herramienta de trabajo.
Lo que se confirmó es que el joven fue llevado al lugar donde lo ultimaron y apareció su cuerpo, que trató en vano de defenderse, recibiendo profundos cortes en brazos y piernas, hasta que un certero golpe en la cabeza acabó con su vida.