Por solicitud del Ministerio Público Fiscal, se llevó adelante una audiencia de juicio abreviado en contra de Luciano Castro (26), conocido como “El Gordo Luciano”, imputado por un robo a mano armada en un local de indumentaria femenina, hecho ocurrido el pasado 12 de abril en el Centro de esta capital.
La investigación del caso estuvo a cargo de la Unidad Fiscal de Robos y Hurtos II, cuyo titular es Pedro Gallo, quien acordó con la defensa del acusado proponer la pena de 4 años de prisión efectiva por el delito de robo agravado por el uso de arma de fuego, de operatividad no acreditada, en calidad de coautor. En su resolución, la jueza actuante hizo lugar al requerimiento de las partes y dispuso que Castro sea trasladado al penal de Villa Urquiza para cumplir con su condena.
En primera instancia, el auxiliar de fiscal, Rodrigo Bilbao, describió el hecho por el que se lo acusó al imputado, para luego exponer las evidencias recolectadas a lo largo la causa: entre ellas, registro de cámaras de seguridad, capturas de Facebook, rueda de reconocimiento y una moto secuestrada en la que se movilizaba el delincuente.
“Les quería agradecer a todos, me siento protegida, nos han defendido. Ha sido muy difícil para mí estar en esta audiencia porque yo lo veo a él (Castro) y me genera miedo, me ha dejado muchas secuelas psicológicas”, expresó una de las víctimas.
El hecho
El 12 de abril de 2021, a las 18:40 horas aproximadamente, en circunstancias en que las víctimas, dos mujeres, se encontraban trabajando en el local comercial “María Victoria”, ubicado en calle Santiago del Estero al 500 de San Miguel de Tucumán, “El Gordo Luciano” y una femenina no identificada llegaron a bordo de una motocicleta y la estacionaron al frente del negocio, imágenes que se viralizaron a través de las redes sociales.
Luego el imputado y su cómplice ingresaron simulando ser clientes. La mujer le pidió a una de las víctimas que le mostrara un jean exhibido en la vidriera y entró con esa prenda a un probador. En tanto que la otra empleada realizaba tareas de facturación, el imputado se le acercó y extrajo un arma de fuego de una riñonera, apoyándola con violencia sobre el mostrador mientras le decía “nosotros somos profesionales, no hagas nada y tirate al piso”.
De inmediato, Castro la llevó hacia el probador donde estaba su compañera de trabajo y las revisó en busca de sus celulares. Después maniató a una de ellas con un cordón, obligándolas a permanecer arrodilladas y mirando al piso. Los delincuentes se apoderaron de la suma de $15.000, un teléfono celular y cuatro pantalones, y se dieron a la fuga a bordo de la moto
