“Me desperté en el cuerpo de otra persona”. Así resume Juan Reynoso, de 53 años, la sensación que tuvo después de recibir el alta clínica. Estuvo dos semanas en su casa y una semana internado en la clínica Boedo, de Lomas de Zamora. Cuando sus dos hijas más chicas, de seis y cuatro años, corrieron a abrazarlo, sintió sus propias costillas. Y le faltó el aliento. A un mes y medio del alta, cada día va recuperando un poquito más de fuerzas. Pero siente que todavía le falta bastante. “Estoy feliz de estar en casa y de poder contarla. Lo demás, de a poco irá volviendo”, dice.
Cuando se pesó encontró la explicación. Había perdido más de 15 kilos. Y como solía entrenar en el gimnasio, hacer pesas y kick boxing, además cargar y descargar el camión que maneja, antes de contagiarse no le faltaba estado físico. Ahora tuvo que buscar la ropa más chica que encontró en su armario y aun así le sobra. “Los brazos parecen dos palitos. Y las piernas desaparecieron”, explica. Todavía caminar dentro de su casa lo agita y tiene que pensarlo dos veces antes de alzar a sus hijas.
Pero no es el único. El impacto muscular quizás es una de las secuelas menos abordadas en los pacientes post Covid, sin embargo, los especialistas advierten que se presenta en casi el 70% los que egresan de una terapia intensiva. Distintos trabajos científicos explican que los pacientes pierden hasta el 2% de su masa muscular cada día internados, lo que significa hasta un kilo diario. En los deportistas la pérdida es mayor porque es un porcentaje total sobre su musculatura. Recuperarse no será sencillo. Y las secuelas no son estéticas: no recuperar masa muscular significa continuar con un sistema inmunológico debilitado, y con mayor riesgo de mortalidad frente a un evento cardiovascular, entre otras cuestiones. También una recuperación más lenta de la capacidad respiratoria, entre otras secuelas. Sin embargo, no todos siguen un tratamiento de rehabilitación después de haber estado internados.
“El impacto de la pérdida de masa muscular es muy importante”, asegura la médica deportóloga Carolina Bortolazzo, pediatra del Hospital Elizalde y miembro Comité de Deporte y Salud de la Asociación Médica Argentina, que publicó un artículo sobre el impacto del Covid en deportistas. “En pacientes críticos, la masa muscular se ve afecta de dos maneras. Por un lado, el cuerpo atraviesa una reacción inflamatoria sistémica, ante el ingreso del Covid y esto no le permite al organismo sintetizar las proteínas y a su vez lo hace consumir las proteínas que tiene disponibles. Pero por otro lado, la inmovilización prolongada genera pérdida de masa muscular y desnutrición”, explica. “Cada semana de internación equivale a cuatro semanas de desentrenamiento en deportistas de alto rendimiento”, detalla.
Algunos pacientes Covid se animaron a mostrar en las redes el increíble cambio corporal que atravesaron, como la historia de Ahmad Ayyad, un deportista de Washington que publicó fotos del impacto de un mes de internación o del enfermero estadounidense Mike Schultz, de 43 años, que perdió 23 kg en tres semanas de internación.
¿Por qué se consumen los músculos? Los especialistas hablan de que existe un efecto directo del Covid que ataca el sistema muscular y otro indirecto, por la inmovilización prolongada que lleva a la atrofia de los músculos. Algunos investigadores creen que la clave para entender cómo el virus ataca los músculos es la proteína ACE2. Esta enzima es la que permite que el virus pueda ingresar al organismo y reproducirse. Los músculos justamente contienen esta proteína en sus membranas, por eso son terreno fértil para que prolifere el virus dentro del cuerpo.
El bombero que volvió a entrenar
Hasta unos días antes de tener los primeros síntomas, Roberto Ferreyra, que es bombero y vive en General Belgrano, estaba entrenando para participar de una carrera de bicicleta de montaña. Para eso, dedicaba unas cuatro horas diarias a ejercitarse. Además, como compite en triatlón y duatlón desde hace años, su cuerpo estaba esculpido en músculos. Cuando tuvo los primeros síntomas, quedó internado en el hospital local y pronto lo derivaron a Buenos Aires. Estuvo tres semanas en terapia intensiva. Aunque no llegaron a intubarlo, el impacto de la internación se sintió. El día del alta, pensó que iba a salir de allí y que pronto retomaría sus actividades. Apenas pudo llegar caminando hasta la puerta, con temor a que lo dejaran otra vez internado por lo agitado que estaba. A un mes y medio del alta, todavía no recuperó la fortaleza. Cuando lo vio así de consumido, su hijo menor no lo reconoció. “Ese no es mi papá”, dijo. “Los brazos eran dos palitos largos. Las piernas no parecían las de Roberto. Me hizo acordar a cuando lo conocí, de adolescente”, dice Roxana, la esposa.
Esta semana decidió volver a entrenar. Se consiguió una preparadora física de Córdoba, que le pasa rutinas adaptadas para pacientes críticos de Covid. Ahora, en lugar de correr varios kilómetros, tiene metas cortas de cinco minutos. Pero sus parámetros de recuperación y su capacidad respiratoria todavía están muy lejos de lo que era. “Se que de a poco se recupera. No creo que vuelva a tener el cuerpo de antes, pero al menos quiero recuperar algo de los 10 kg de masa muscular que perdí”, dice Roberto. Y en eso trabaja todas las tardes.
Internación prolongada
“Esta es una de las complicaciones de la estancia prolongada. Es una consecuencia del estado crítico del paciente. Se presenta en el 70% pacientes internación más de 10 días”, explica Máximo Zimerman, director médico de Cites INECO y jefe de neurorehabilitación de INECO.
“Durante la internación se usan bloqueadores neuromusculares para poder tener al paciente boca abajo y que tolere el respirador. Todos esto afecta los músculos y genera lo que llamamos la polineuropatía del paciente post Covid. Se produce una degeneración del nervio, que, al no inervar el músculo, desencadena la pérdida de las fibras musculares”, detalla Zimerman, que también es médico del Hospital Universitario de Hamburgo.
La recuperación, considera el especialista, es posible, pero requerirá varios meses y en algunos casos años. “Cada vez se toma más en consideración la importancia de la rehabilitación precoz. De iniciar tempranamente con terapias que incluyan kinesiología y terapia ocupacional, movimientos activos durante la internación. También electroestimulación y maniobras como la de bipedestar en camilla al paciente (hacerlo ponerse en pie) para evitar estas consecuencias. Es necesaria una recuperación neuropsicológica porque el impacto es muy amplio”, dice.
Además de perder masa muscular, es frecuente que estos pacientes cuando reciben el alta sientan desde dolor intenso en los músculos y articulaciones o incluso que no sientan partes de su cuerpo. Que tengan cefaleas, o movimientos involuntarios y temblores.
“Es posible recuperar el estado físico anterior, pero es importante que se haga una rehabilitación supervisada. Con metas cortas y de a poco. No es suficiente con salir a entrenar porque el riesgo es sobre exigirse. Los pacientes sienten que van a poder, pero su capacidad respiratoria está reducida, suelen tener fatiga muscular y lo más importante, su corazón quedó debilitado y puede presentar un evento cardíaco si se sobreexige. Además es importante la recuperación nutricional, con alimentación adecuada y suplementos de vitaminas y proteínas para la recuperación muscular”, explica Bortolazzo.