A días del femicidio de Noemí cumple años su hija, con la que huiría

Publicado el: 12 diciembre, 2017

A dos días del femicidio de Noemí Juárez, este martes cumple tres años su hijita, con la que planeaba huir de la casa en donde vivía con su madre y su padrastro, principales sospechosos de haberla asesinado, mutilado, incendiado y enterrado en el patio de dicha vivienda.

Noemí trabajaba junto a su hermana mayor, Graciela, como vendedora ambulante en los puestos de la ex Terminal de Ómnibus, en El Bajo. Su hija, Xiomara, cumple este martes tres años. En el Policlínico de San Cayetano relataron que la pequeña era llevada periódicamente a los controles médicos por su madre. Incluso este lunes, Graciela la llevó para un control de crecimiento.

Un dato escalofriante es que Noemí estaba buscando la posibilidad de irse de la casa donde acabó su vida y mejorar la calidad de vida de ella y su pequeña niña. “Se fue hace dos meses a Jujuy con su hijita. Allá vendía bollos en la calle, pero después volvió. Quería juntar plata porque tenía que operar a la nena de un quiste en un ojo y para poder llevársela para que vivieran solas”, contó Micaela, una amiga de la joven.

“El viernes la vi por última vez, al mediodía. Estaba muy triste y me dijo que estaba cansada de que le peguen en su casa. Me dijo que su mamá la acusaba de robarle plata y que la amenazó de muerte”, contó otra amiga de la víctima.

La adolescente, de 17 años (su identidad se mantiene en reserva), dejó entrever que su amiga era acosada por la pareja de su madre. “Hace unos meses me contó que cuando Lorena no estaba en casa, este hombre aprovechaba para acosarla, y que eso había motivado varias peleas entre ellos”, señaló.

“Estamos conmocionados porque no podemos creer que una madre mate a su hija, por más problemas que tengan”, contó Natalia, quien vive a pocos metros. “Anoche (por el domingo) comenzamos a sentir un olor asqueroso que provenía de ahí y pensamos que estaban quemando basura”, explicó. La mujer agregó que desde mediados del año pasado notó que algo cambió en la rutina de sus vecinos. “Cuando este chico se fue a vivir con ella y sus hijas, comenzaron los problemas”, contó.

Ana, otra vecina, amplió: “Los problemas empezaron a mediados del año pasado, cuando falleció el padre de las chicas. Entonces, comenzaron a llegar a la casa las malas yuntas. Se escuchaban muchas peleas y que con frecuencia consumían bebidas alcohólicas”.

“El tipo salía con la hija que tiene 17 años y así llegó a la casa y se terminó juntando con la madre. En el acto comenzaron las discusiones. Antes eran tranquilos, incluso tenían un merendero para los chicos del barrio”, agregó Ezequiel, quien también vive en la zona.

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