Bienvenidos al Paraíso

Publicado el: 1 junio, 2017

Por Pablo Jozami-“Por consiguiente, no debes mantener una creencia simplemente porque mucha gente piense así, ni porque haya existido desde siglos, ni porque esté escrita en cualquier libro que los hombres tengan por sagrado; deberás pensar por ti mismo y juzgar por ti mismo si dicha creencia es razonable” Jiddu Krishnamurti

Hay preguntas muy sencillas, cuya respuesta puede ser una creencia heredada o ser objeto de una ardua búsqueda personal o colectiva. Generalmente pensamos que para buscar esas respuestas precisamos mucho material informativo, manuales específicos o expertos en el saber al que alude nuestra pregunta –siendo todos estos pensamientos un conjunto de creencias que también condicionan y limitan el saber-, cuando en realidad la respuesta se haya a solo un paso de la pregunta.

Nos hagamos, por ejemplo, la siguiente pregunta: ¿por qué hay pobreza? Hagamos una pequeña pausa solo para observar que todas las posibles respuestas buscan culpabilizar o son respuestas unilaterales que finalmente generan posturas frente al asunto, esas posturas son creencias que nos ponen en conflicto con nosotros mismos en relación a otras personas o grupos de personas. Todo eso pertenece al sinsentido, es buscar soluciones a problemas inventados por el hombre, por tanto irreales porque el hombre se ha basado en sus creencias para abordar su existencia y dichos problemas son un síntoma de su mismo comportamiento.

La respuesta se halla, como ya lo dijimos, a solo un paso de la pregunta: porque hay riqueza; la una la genera a la otra. Hemos llegado aquí a un nudo que cobró demasiadas fuerzas y, aunque carezca de poder, ha sido hasta hoy la equívoca creencia y por tanto gobierno del hombre respecto a su realidad: la dualidad.

Es absolutamente preciso que centren toda su atención en los mecanismos que operan la dualidad, que no resulta ser real ni tampoco ilusoria, amiga u enemiga, sino ambas cosas, siendo igualmente impostora en ambos lugares. De hecho todos esos lugares son rostros de la dualidad, como pobreza y riqueza; y siempre que estemos en la dualidad nos veremos forzados a elegir. Si hay fuerza significa que la libertad está coartada. Sin libertad no puede surgir el amor. Sin amor lo verdadero carece de materia. Lo verdadero solo se configura de respuestas a leyes naturales y universales.

Elegir nos obliga a juzgar entre lo bueno y lo malo, lo bello y lo feo, lo valioso y lo carente. Estando en dualidad permanecemos confundidos entre sí y no, porque al elegir hay evaluación mediante juicios de valor y eso cuartea nuestra libertad sin que sepamos decidir por lo verdadero para nosotros. Para saber y finalmente decidir hay que conocer, y para conocer la dualidad es preciso el discernimiento.

Este es el bello y vasto paraíso, la tierra que habitamos; sencillamente no alcanzamos a verlo así porque aun vivimos en la separación, el aislamiento y la falsedad en que nos mantiene cautivos la dualidad. Si queremos el paraíso primero hemos de conocer y comprender los procesos de la dualidad.

Pablo Jozami se define como cocinero, artista plástico, músico y poeta.

 

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